¡Pronto!
28 Sábado Dic 2013
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in16 Domingo Ene 2011
Posted CITY TOUR, RESEÑAS LITERARIAS
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Desde el Volante: politicayotrasyerbas.blogspot.com
por Ryder Verdugo
El Hocicón de las Micros
“Señor pasajero, si ud. tiene una anatomía de grandes proporciones, qué chucha hace parado en medio del pasillo. Pase piola y córrase pa atrás. Si a ud. le agrada la música y tiene su celular con audífonos, o un mp4, al subir y bajar de la micro, por lo menos despéjese una oreja al pagar, y cuando se baje no sea, por causa de los fonos, el cuarto o quinto huevón que toca el timbre. Al bajarse, y sobre todo si ve en el paradero a gente esperando subir, ¿por qué chucha no se baja por la puerta trasera? No hay huevá que me empelote más, que el pasajero que espera hasta el último instante pa tocar el timbre, y el chofer va embalado por segunda pista… ¡el timbre se toca una cuadra antes almácigo de infundias! Mención aparte pa el escolar con el carnet en los dientes, con las manos ocupadas por bolsas de la feria o supermercados… en fin, ejerzo el derecho al pataleo…”
Hace un tiempo me subí a la micro X [he preferido no mencionar la micro real pensando en su chofer, nunca se sabe] que hace su recorrido por la región de Valparaíso.. En esa oportunidad no sólo tuve el agrado de encontrarme con un antiguo compañero de colegio, sino que además pude conocer a este chofer-escritor.
Vagando con la mirada tropecé en un folleto fotocopiado que decía: “¿Pa’ donde va la Micro…?”, luego seguí leyendo y de pronto vi que a un costado habían varios ejemplares junto a un cartel que señalaba que el aporte era voluntario ($50; $100, $150… o lo que uno quisiera). Compré dos.
Fuente: rochemback
Disgresión personal: Recuerdo una noche que esperaba un colectivo en Valparaíso, y en eso pasó una micro con las luces apagadas y se detuvo. Yo no me di por aludido hasta que abrió sus puertas. Me acerqué, el chofer me preguntó dónde iba, y me dijo que estaba fuera de su horario de trabajo pero que me llevaba igual. Sé que para muchos esto hubiese despertado sospechas, pero para mí era de lo más normal. Fuimos conversando durante el trayecto y me contaba de su vida, lo que le costó comprar “la máquina”, toda la limpieza que requiere debido a que muchos pasajeros botan basura, se limpian la nariz con las cortinas, etc… Me decía que él mismo los había visto, y que llegado el día domingo las cortinas estaban “sebosas”. Todo esto sin contar con el tener que soportar el genio de los pasajeros, como una señora muy molesta que decidió bajarse de la micro pero antes se desahogó diciéndole: “No discuto con mi marido y voy a discutir con usted”. El chofer me llevó desde Valparaíso hasta Canal Chacao y no me quiso cobrar el pasaje. [fin de la disgresión]
En su sección Editorial, el autor comenta que la intención de su publicación es entregar una mirada distinta de la realidad desde el punto de vista de un conductor de micro, cuyo gremio (choferes de micro; conductores de locomoción colectiva, etc.), “son estigmatizados, mal mirados, con fama de mujeriegos, buenos pa subirse al trapecio, locos del volante, posibles delincuentes, profanadores de cuna, patas negras“, y así un largo etcétera. Por eso hace un llamado a colocarse “en la piel” del conductor, quien debe – en condiciones de presión-: conducir más horas de las recomendadas; cobrar; cumplir horario; hacer dinero; cuidar la máquina; atender a los pasajeros; cuidarse de accidentes y asaltos; y defender a muerte su licencia de conducir. Menciona a demás que son muchos los choferes que han padecido accidentes vasculares en parte producidos por toda esta situación.
“Corremos la carrera equivocada, consumimos voraces todo lo que se nos ofrece para obtener una porción de bienestar – felicidad aparente -, luego dormimos para amanecer un nuevo día con los mismos afanes, y en nuestro interior persiste una sensación de vacío… cada noche nos acostamos en contradicción con que quisiéramos ser“.
“… en el troncal todos los conductores deben disputar los pasajeros, mostrándose los dientes unos a otros, para que al final del día el patrón le dijese en tono socarron: ‘anduviste con la puerta cerrada perrito, están bajas tus guías, vai a tener que ponerte la camiseta”.
“… los tiempos de desplazamiento eran directamente proporcionales a la avidez de los empresarios que los imponían”.
“… decenas de máquinas salían de los sectores y en el troncal se disputaban los paraderos y los espacios de la calzada, innumerables autos particulares, taxis colectivos, dificultaban la tarea de José, agravada por la cantidad de semáforos, había logrado subir unas cuantas personas, pero era el momento de ir a buscar el punto de la próxima marca, hizo caso omiso de manos que lo llamaban, pasó amarillas con gusto a rojo, y se abrió paso entre las otras micros…”
“Señor pasajero, si ud. tiene una anatomía de grandes proporciones, qué chucha hace parado en medio del pasillo. Pase piola y córrase pa atrás. Si a ud. le agrada la música y tiene su celular con audífonos, o un mp4, al subir y bajar de la micro, por lo menos despéjese una oreja al pagar, y cuando se baje no sea, por causa de los fonos, el cuarto o quinto huevón que toca el timbre. Al bajarse, y sobre todo si ve en el paradero a gente esperando subir, ¿por qué chucha no se baja por la puerta trasera? No hay huevá que me empelote más, que el pasajero que espera hasta el último instante pa tocar el timbre, y el chofer va embalado por segunda pista… ¡el timbre se toca una cuadra antes almácigo de infundias! Mención aparte pa el escolar con el carnet en los dientes, con las manos ocupadas por bolsas de la feria o supermercados… en fin, ejerzo el derecho al pataleo…”
“La sigiente escena transcurre en una garita cualquiera, un conductor y un empresario al encuentro el uno del otro, pensando así:
Chofer: Ahí viene este canasto con agua, no lo lleno con na…
Patrón: Ojalá que tenga una guía decente, parece que anda con la puerta cerrada este ladron…
Chofer: Le voy a dar puros billetes de luca, y agradezca que no hay de quinientos…
Patrón: Va a tener que darse otra vuelta, sino lo mando a la chucha..!!
Llegan a encontrarse y se produce el sigiente diálogo:
Chofer: Ta más o menos no más la cosa, la máquina anda paneando, hay que meterle monedas…
Patrón: Pa meterle monedas perrito, hay que hacer plata, pónte la camiseta y date otra vuelta…!!
04 Jueves Nov 2010
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Estimado lector,
a continuación nos complace publicar la lista de cuentos ganadores de nuestro concurso micro-cuentos. Agradecemos a todos nuestros participantes, la decisión fue bastante difícil.
Si no fue escogido, no se preocupe, guarde sus ideas para nuevos concursos que estaremos estrenando muy pronto para usted.
Facebook: estimadolector
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Ganadores categoría Nano-cuentos:
– Necia curiosidad al tirar del hilo, con cada puntada destorcida, un dolor como vidrio molido, recorría las venas de mi cuello desprendido. (Carla Cusicanqui)
– Nadie te quiere como yo – le dijo él a ella, y era cierto. Esa noche durmió contento, a pesar que el frasco era demasiado pequeño para aquel corazón. (Felipe Hernández)
– Un profanador de tumbas nunca debe perder el sentido de la realidad. Entonces ¿por qué ha entrado en pánico? Porque el dedo que acaba de arrancar a su víctima sangra profusamente. (Erika)
– Él nunca mintió, pero Alba creyó que era un juego. Alba nunca cruzó esa puerta, fue su sangre la que atravesó el pasillo. (C.G.)
– Sinestesia
El oculto himno nocturno le atrae. Algo le pide acallarlo.
En el alba dibuja óvalos serpentinos con el carmesí de los ojos de Elsa. (Amuki)
– Ya iban seis cuando concluyó: envenenar es demasiado sencillo como para que conserve su atractivo inicial, y más aún cuando son parientes cercanos. (El fantasma escritor)
– Abrió los ojos sin poder distinguir si era sueño o realidad. Saltó de la ventana para comprobarlo, pero no despertó. (Carlos Iriarte)
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Ganadores categoría micro-cuentos:
– Sebastián recorría el mismo camino a su casa todos los días. El sendero atravesaba un bosque y dentro de éste había un túnel, con poco uso, sólo Sebastián pasaba por ahí. Un día cualquiera, él caminaba hacia su casa y algo llamó su atención, un ruido, insoportable pero llamativo. Su curiosidad hizo que viera de donde provenía y se dio cuenta que era desde las profundidades del túnel. Bajó y el ruido se hizo cada vez más ensordecedor, pero adictivo, se acercó y encontró que allí no había nada, sólo una leve brisa. Reaccionó y se fue, sin darle importancia al ruido, pero se dio cuenta que no cesaba, que era cada vez más fuerte. Se desesperó por el ruido molesto y comenzó a correr, para escapar del ruido, pero éste lo siguió, lo siguió hasta el final. (D.M.)
– Panipen gresité lerele lucue drupo arjulipé sata as julistrabas, sos te merelees de bocata, sos panipenes currucós te mustiñen ler sacais; y sos menda quejesa or sos te buchare de ler pinrés y sos ler bengorros te liqueren on drupo y orchi balagando à or casinobé… Yo no creo en las maldiciones gitanas, ¿y tú?
trad.: Mal fin tenga tu cuerpo arrastrado como las culebras, que te mueras de hambre, que malos cuervos te saquen los ojos, que mis ojitos te vean colgado de la horca y que sea yo el que te tire de los pies, y que los diablos te lleven en cuerpo y alma al infierno]. (Marianella Mansilla)
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¡FELICITACIONES A LOS GANADORES!
Les avisaremos cuando hagamos envío de su separadores de libros.
¡Gracias a todos nuestros participantes!
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